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Típicamente se puede simplificar al olivar como un sistema (agrosistema) donde se producen entradas, transferencias y salidas de energía y materia. No cabe duda de que la entrada de energía es la que aporta el sol. Éste transforma la materia aportada para obtener crecimiento vegetativo en el olivo. De esta manera, dará ese preciado fruto que son las aceitunas, de las cuales extraeremos el precioso oro líquido. Es el cómo y cuánto de esa materia aportada, y que se realiza con los restos de todo aquello que no es aceite, donde la buena gestión y la implicación con el medio ambiente son claves. Por ello, en La Verea Andaluza contamos con un ciclo cerrado para la producción de nuestro AOVE Ecológico.
Cerrar ciclos da beneficios
En primer lugar, en la finca de La Verea Andaluza, el aporte del principal insumo agrícola del olivar (el Nitrógeno) se realiza mediante la siembra de trébol rojo que produce mediante la fijación de carbono, que se da durante el crecimiento de la planta, y el nitrógeno atmosférico, que se encuentra fijado en las raíces. Con tan sólo sembrar 25 kg de semillas de este trébol obtenemos mejores y más sostenibles resultados que si generásemos miles de toneladas de CO2 en el transporte de abonos orgánicos hasta el olivar. Usar la naturaleza para obtener nuestro aceite y, además, mejorar el medio ambiente tras nuestro paso es una auténtica gozada.
En segundo lugar, también se producen enormes cantidades de materia orgánica en el momento de la poda del olivar. Toda esa materia vuelve a la tierra mediante su trituración. De esta forma se consigue reintroducir para el aprovechamiento en el sistema.
Y en tercer lugar, el más importante y por el cual estamos aquí: el aceite. Generalmente, el rendimiento graso útil de una aceituna, es decir, la cantidad de aceituna que es aceite aprovechable, suele ser de entre un 17% y 25%. De modo que, por cada kilo de aceituna recogido, sólo 170 gramos son aceite. El resto de materia se denominada alperujo.
¿Qué sucede con el alperujo?
Originalmente, se producía una última extracción de aceite mediante procesos físico-químicos. Así se extraía el aceite de orujo (posteriormente utilizable a nivel alimentario) y se obtenía un subproducto denominado alpechín (el nombre latino es amurca).
Hasta mediados de los ochenta, las balsas de evaporación de alpechín eran un problema de contaminación medioambiental serio. Posteriormente se procedía a una valorización energética de este subproducto, ya que se usaba como combustible, sin embargo, el gran salto se dio con el compostaje (sólo o con hoja de olivo) de dicha materia. Se demostró que era altamente nutritiva como abono para la propia tierra del olivar.
Y así conseguimos el ciclo cerrado del sistema, convirtiendo un gran problema en la gran solución nutricional del olivar y, por lo tanto, del AOVE Ecológico que producimos.
El Agrosistema de nuestro AOVE Ecológico
¿Sabías que existía este ciclo cerrado del agrosistema? ¿Te gusta cómo lo trabajamos? Puedes preguntarnos dudas y compartirlo si quieres.