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En este tercer artículo hablaremos de los disruptores endocrinos mostrando los principales tóxicos procedentes de los plásticos y los problemas que generan en nuestra salud. Como ya hemos visto en los dos posts anteriores (Plástico lejos del AOVE y Plástico enemigo eterno), el plástico es la peor solución posible para el envasado de cualquier producto tanto por lo mal que funciona el sistema de reciclaje, lo terriblemente que se descompone de manera física y los tóxicos plasticidas que se utilizan en su elaboración.

Existen más de 3000 sustancias químicas diferentes asociadas a los plásticos y más de 60 caracterizadas como sustancias de alto riesgo para la salud, siendo algunas de ellas persistentes, bioacumulables y tóxicas. Cientos de estudios científicos demuestran que aditivos comunes del plástico, como los bisfenoles, los ftalatos, los retardantes de llama y los metales pesados, son muy peligrosos.

 

Los contaminantes orgánicos persistentes (COP)

Son sustancias químicas altamente tóxicas que persisten en el medio ambiente durante muchos años antes de degradarse. Estos plasticidas tienen la cualidad química de, además de ser tóxicos en sí mismos, aglutinar y acumular a otros ya presentes. A día de hoy DDT, PCB, PAH y dioxinas permanecen en la tierra, agua, aire y en nuestros cuerpos. Hemos de recordar que el DDT dejó de utilizarse masivamente en los años 80 y el PCB empezó a desaparecer en los 90. Sin embargo, a día de hoy, siguen estando presentes en mayor o menor medida en tierra, mar y aire.

La Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas (ECHA) declara como “extremadamente preocupantes” a los aditivos endocrinológicamente activos como bisfenoles y retardantes de llama y compuestos bromados (ya prohibidos) y a los polímeros plásticos.

 

Disruptores endocrinos

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Los disruptores endocrinos se definen como sustancias químicas de origen industrial que son capaces de actuar como hormonas en nuestro organismo. Están asociados a multitud de problemas: sexuales, neurológicos, metabólicos, reproductivos, etc. Ya existe amplia literatura y casos ampliamente documentados a nivel internacional como el de cáncer infantil en Aljorra (Murcia), dónde la relación entre la fabricación de plásticos y el cáncer ha sido ratificada por la justicia.

La toxicidad del plástico y sus aditivos en nuestra salud aún está por descubrir en toda su magnitud. Reducir el uso de plástico todo lo posible y exigir el máximo control y análisis en los alimentos que consumimos es la mejor opción.

Si queréis saber más podéis leer la excelente investigación “Plastívoros, la verdad sobre el ingrediente más tóxico de nuestra alimentación” de Amigos de la Tierra sobre el terrible problema que los plásticos suponen para la salud del planeta.

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